Se conocen diferentes posturas sobre el amor dentro de la crianza y los modelos de educación, de los cuales hoy en día existe una variedad infinita. Los más tradicionales piensan que dar amor es igual a malcriar y que el cariño es dar sin límites; pero algo es cierto, y es que educar con amor forma niños seguros y felices y adultos que aman y se aman a sí mismos.
El amor de los padres hacia los hijos es fundamental para el crecimiento afectivo y emocional de los niños, esto determina aspectos claves en el desarrollo de los pequeños de la casa como: saber amar, desarrollo emocional, crecimiento afectivo, amor propio, seguridad, confianza, posibilidad de manejar separaciones; y por otro lado, les enseña a rechazar todo lo que prevenga del conflicto y desamor como la violencia y el maltrato. El padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, nos habla del Complejo de Edipo, el cual se refiere a la existencia simultánea de sentimientos amorosos y hostiles hacia sus padres. Según Pascua Donoso, psicóloga del Centro de Adolescencia de Clínica Alemana, “habitualmente, el amor y el deseo se dirigen hacia el progenitor del sexo opuesto, y la hostilidad y la rivalidad hacia el del mismo sexo”. Cuando el Complejo de Edipo no se resuelve o se torna anormal en el desarrollo del niño lo hace a consecuencia del desequilibrio en las relaciones familiares; es decir que, cuando los niños se sienten amados, el Complejo de Edipo transcurre con normalidad.
La atención y el cariño que los hijos necesitan no es decirles “si” a todo, es la necesidad de sentir que los quieren y son escuchados, y es por esto que el afecto -o desafecto- de sus padres generan un impacto para toda la vida. Si los niños reciben afecto esto se verá reflejado en una mayor autoestima, un mejor rendimiento académico, una mejor comunicación entre ambos y menos problemas de comportamiento y psicológicos. Pero si en vez de esto, los niños no recibieron suficiente afecto, tendrán tendencia a sentirse más hostiles, agresivos y antisociales. Como ejemplo, la Facultad de medicina de la Universidad de Duke en Carolina del Norte, monitorizaron el afecto y nivel de atención de la madre de 500 bebés hasta que fueron adultos y 30 años después se les entrevistó sobre su salud mental. Encontraron que los adultos cuyas madres mostraron afecto «positivo» eran mucho menos propensos que los demás a sentirse estresados o a tener problemas de ansiedad, así como menos probabilidades de mostrar hostilidad o interacciones sociales angustiosas. Así mismo, descubrieron que los bebés con madres más afectuosas crecen y son más felices, resilientes y con menos problemas de ansiedad. Otra conclusión a la que llegaron estos investigadores es que la oxitocina podría ser responsable de este resultado, hormona que se libera en los momentos en que una persona se siente querida y en conexión con otras personas.
Olga Lucía Carbonell, Psicóloga y Coordinadora del Grupo de Investigación Desarrollo, Afectividad y Cognición de la Facultad de Psicología de la Universidad Javeriana comenta que, “Una persona aprende sobre moralidad dentro del contexto en el que vive, es así como si un niño percibe y detecta en su hogar una conducta generosa, colaborativa y de cooperación por parte de sus padres, él aprenderá a cooperar y a volverse un buen ser humano, pero sí por el contrario, cuenta con adultos que son egocéntricos y violentos emocionalmente, esos serán los modelos que los niños replicarán al relacionarse con los otros. Por ello, es fundamental que las relaciones interpersonales sean fomentadas por los adultos desde el apego y el afecto”
Cada padre es responsable de la crianza de sus hijos, y de los adultos que quiere entregar a la sociedad. Sin embargo, aquí les damos unos tips claves para la crianza basada desde el amor y el respeto:
- Utilice siempre el diálogo como estrategia para transmitir mensajes. Los niños entienden explicaciones e instrucciones y responden muy bien a esta clase de estímulos al estar en continuo aprendizaje.
- Establezca normas básicas de convivencia y buen comportamiento en su hogar y fuera de él, socialícelas y discútalas con sus hijos.
- Llegue a acuerdos con sus niños y niñas sobre los temas que generalmente son foco de discordia, esto implica negociar (escuchar, exponer ideas y llegar a un consenso).
- Si su hijo comete alguna infracción a las normas establecidas pregúntele por qué lo hizo, qué lo motivó y concilie la sanción que deberá cumplir por faltar a esa norma. Así entenderá que los actos tienen consecuencias y requieren reparación.
- Enséñele a participar activamente en el acto de reparación. Haga un acompañamiento durante esta etapa, para generar reflexión.
- De ejemplo. Si usted frecuentemente se encuentra en estado de embriaguez, fuma, agrede con gritos a otras personas y a su pareja o habla mal de los demás, dice mentiras para ausentarse del trabajo, no come alimentos saludables, no espere que su hijo tenga un comportamiento diferente al suyo.
(Fundación Sura, sf)
Referencias bibliográficas:
https://www.clinicaalemana.cl/articulos/detalle/2022/complejo-de-edipo-amor-odio-por-los-padres
https://www.aldeasinfantiles.org.co/noticias/2021/pautas-de-crianza
https://hoy.com.do/importancia-del-amor-en-la-crianza-de-nuestros-hijos/
https://saposyprincesas.elmundo.es/consejos/psicologia-infantil/como-afecto-felicidad-hijo/