El COVID-19 no nos detiene. Segunda etapa | Fundación Fruto Bendito
400 historias y 400 familias más, los límites parecen cada vez más tontos, porque de nuevo vimos la cantidad abismal de personas que pasan necesidad, gente que vive del día a día,
del empleo informal, del rebusque, del sudor cotidiano. Las familias piden ayuda, se rebuscan la comida, porque en estos tiempos de Covid-19 no tiene como conseguir su sustento diario. Miles de mensajes le llegan a Fruto Bendito, al parecer ese nombre cada vez se escucha y se conoce más, y es que ven en esta fundación un pequeño ángel que les brinda un poco de tranquilidad, algo de vida. Pero al igual que hay un gran número de familias en necesidad, existen corazones tan grandes, que buscan ayudar sin importar las circunstancias. Muchos padrinos siguen donando con el propósito de ayudar a múltiples familias en esta enorme ciudad. Además, la empresa de entrega sigue trabajando arduamente para poder hacer realidad estas grandes acciones.
Esta vez muchas cosas cambiaron en el proceso de selección y seguimiento de las familias a las cuales se les brindo una ayuda. Camila y Oscar, jefes de la fundación, supieron de la existencia de los “cazadores de mercados”, personas dedicadas a conseguir mercados de diferentes donaciones con el propósito de venderlos, o gente que realmente no necesita des estos. Esto puso en alerta a Fruto Bendito, debían seguir avanzando en su labor, pero esta vez se debían tomar muchas más medidas para verificar si en verdad las familias necesitaban ayuda. Debido a esto se creó la Cadena de Amor, un procedimiento de recolección de datos que busca, basándose en la honestidad de las personas, escoger a las familias más necesitadas. Se llamó a cada una de las familias, es decir a 400 personas, se les pidió: que contaran su situación actual, que enviaran una foto de su familia, que contaran la historia de la familia y por último se les pidió a las familias que quisieran, realizaran una carta de agradecimiento para el donante anónimo con el propósito de involucrar más las personas en todo este proceso, de ahí el nombre Cadena de Amor. Posteriormente se seleccionarán 50 donantes anónimos para recibir estas pequeñas muestras de agradecimiento.
En estas llamadas, que estaban a cargo de Claudia y Daniela, un par de estudiantes que están ayudando a la fundación, encontraron que las familias desbordaron honestidad y contaron historias con las cuales es difícil contener las lágrimas. Muchos de ellos aceptaron que habían recibido ayuda antes, por ejemplo, del colegio de sus hijos, pero que fue poco y solo durante el primer mes de aislamiento y, aun así, necesitaban ayuda. Otros varios contaron haber conseguido trabajo, que ya no necesitaban el mercado y querían regalarlo a otra familia vecina que si estuviera pasando por necesidad. Las llamadas también tenían el propósito de informar a las personas que efectivamente recibirían su mercado, esto produjo gratitud en estas nobles persona, muchos estaban muy felices por la ayuda que recibirían, dijeron que eran ángeles y que son los únicos que les han ayudado en este difícil momento. Muchas de las familias en medio de su angustia y su necesidad no dejaron de lado la empatía y la solidaridad y pidieron ayuda también para seres queridos, o simplemente para vecinos o conocidos, que pasan por una situación similar. Gran cantidad de historias conmovedoras llegaron a las redes sociales y a los teléfonos de Fruto Bendito, entre sus ayudantes todo fue llanto y gratitud, la gratitud de saber que han puesto un grano de arena en mejorar la vida de muchas personas.
Como se mencionó, hay personas que no dejan de lado la solidaridad con familias cercanas, y ese es el caso de Hugo, un hombre que tomó la vocería de un conjunto residencial en
Soacha, porque vio que sus vecinos estaban en condiciones muy complejas y que no contaban con alimentos necesarios para su familia, es así como ellos narran que comen una vez al día o que solo les queda una porción de pasta y nada más. Hugo escribió a la cuenta de Fruto Bendito y se encargó de coordinar los datos de toda la comunidad para que la fundación pudiera ponerse en contacto con cada uno de ellos y pudieran saber cuántos mercados iban a ser destinados para ellos. Impresionante fue ver como las familias, teniendo su mercado en las manos, se lo regalaban a alguno de sus vecinos. Definitivamente la bondad es más grande para quien menos tiene.
Esto está lejos de terminar, Fruto Bendito ya prepara su siguiente entrega y esta vez quieren hacerlo fuera de la ciudad, la ciudad amurallada, será su próximo destino. Así es, el barrio Nelson Mandela en la ciudad de Cartagena pretender ser el destino de los siguientes mercados, gracias a un contacto de Camila en esta ciudad, le comentaron que situación es delicada y que la población necesita ayuda urgente. Oscar y Camila tienen un fuerte cariño por esta ciudad y ya están haciendo los preparativos para realizar la cuarta entrega de mercados allí. Importante es anotar que esto será posible gracias a Digitales a la Gorra ya que realizaron 12 horas de contenido digital continuo en el que recaudaron seis millones y medio (6.500.000) de pesos, que decidieron donar y que serán destinados para esta labor de la fundación.