Equidad en la Maternidad: Reflexiones desde Colombia y Alemania

La pregunta sobre tener o no hijos es una constante entre los jóvenes. Generalmente, respondemos a este dilema de manera instintiva, influenciados por nuestras emociones o por los valores culturales arraigados. Sin embargo, rara vez reflexionamos sobre cómo nuestras condiciones de derechos pueden influir en nuestra capacidad para ejercer la maternidad y la paternidad de manera amorosa y respetuosa, y para equilibrar estas responsabilidades con nuestras carreras profesionales. Esta cuestión me impactó especialmente después de trabajar en Alemania como Au Pair, donde trabajé cuidando niños como niñera. Desde entonces, no puedo evitar preguntarme: ¿Cuál es la situación en mi país resto a los derechos que los padres tienen y cómo se compara a la de Alemania?

En Colombia, las mujeres embarazadas empleadas tienen derecho a una licencia de maternidad remunerada de 18 semanas, mientras que, en Alemania, las mujeres reciben un permiso de maternidad que incluye hasta 6 semanas antes del parto y hasta 8 semanas después. Sin embargo, la gran diferencia radica en el “Elternzeit” alemán, que permite a ambos padres tomar hasta tres años para cuidar de sus hijos con garantías laborales y subsidios estatales. En contraste, en Colombia, los padres solo tienen derecho a dos semanas de licencia de paternidad, con la posibilidad de que la madre reduzca su propia licencia para compartirla con él. Esta disparidad tiene un impacto significativo en el bienestar de las familias colombianas, afectando aspectos como la alimentación del bebé debido a los cambios en los patrones de lactancia, el agotamiento de las madres tras pasar todo el día con el bebé y los vínculos entre padres e hijos/as.

Después de cuidar a una bebé en Alemania durante unos meses, presencié cómo su madre, luego de una licencia por maternidad seguida de un permiso parental, pudo reincorporarse al trabajo sin dificultades, ya que la bebé había sido alimentada exclusivamente con leche materna durante seis meses y ya había comenzado la alimentación complementaria. Mientras tanto, mi hermana en Colombia enfrentaba un desafío mayor al regresar al trabajo cuando su bebé tenía solo tres meses. Las limitaciones en las políticas de licencia por maternidad y en el tiempo disponible para amamantar en el trabajo llevaron a la necesidad de usar leche de fórmula para complementar la alimentación del bebé. En ambos casos, la falta de apoyo adecuado para la lactancia materna en el lugar de trabajo tuvo un impacto significativo en la experiencia de estas madres y en la alimentación de sus hijos.

 

Estas problemáticas seguramente no son casos aislados, sino que reflejan una realidad más amplia. La situación se complica aún más si consideramos que la mayoría de las personas empleadas en Colombia no tienen un trabajo formal, lo que significa que ni siquiera tienen acceso a ciertos derechos básicos. Es fundamental que reflexionemos sobre estos temas y que busquemos soluciones que promuevan un desarrollo más equitativo y justo para todas las personas. Garantizar políticas de licencia por maternidad y paternidad más equitativas y brindar un mayor apoyo a la lactancia materna en el lugar de trabajo son pasos importantes hacia este objetivo. De esta manera, podremos crear un entorno donde las familias puedan cuidar de sus hijos de manera amorosa y respetuosa, sin tener que sacrificar sus carreras profesionales o su bienestar personal.

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